Descubriendo Portugal, el país vecino

Lo primero que tengo que decir es que lo que me sorprendió de Portugal es su afición por las sopas. En todos los restaurantes sirven sopa, de todos los colores y sabores. Al empezar nuestro tour el guía nos lo advirtió y era cierto comimos sopa casi todos los días de nuestro viaje.

descubriendo portugal

Descubriendo Portugal

 

Las sopas han estado, están, y creo que seguirán estando de moda en Portugal. Se dice que el país luso es el primer país de Europa y el tercero del mundo en consumo de sopa per cápita. Y como la franquicia McDonald’s sabe que al cliente hay que darle lo que le gusta, incluyó la sopa en su carta.

Portugal siempre había sido una de nuestras últimas opciones como destino turístico, quizá por la cercanía, quizá por ignorar sus encantos. Aún así, decidimos visitarlo durante una semana. Contratamos un tour en autobús con guía incluido, que nos llevó a Fátima, Nazaré, Coimbra, Lisboa, Belém, Cascais, Estoril y Óbidos. La verdad es que no teníamos demasiadas expectativas con este viaje, pero he de reconocer que este país nos sorprendió gratamente.

Fátima es el lugar ideal para los devotos de esta virgen. Para mi fue un punto más por visitar. En cambio si, como a mí, te gustan los pequeños pueblos con playas tranquilas seguro que Nazaré te encantará. En esta villa portuguesa puedes disfrutar de preciosos atardeceres con el Atlántico de fondo y ver a las mujeres de la zona vestidas con su trajes típicos: 7 faldas cortas, una sobre otra con llamativos colores. A algunas de ellas las encontrarás vendiendo frutos secos en las calles y también pescado seco a la orilla de la playa.

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El siguiente punto que visitamos fue Coimbra, ciudad de calles estrechas, patios, escaleras y arcos medievales. Aquí se fundó la primera Universidad de Portugal y una de las más antiguas de Europa, además tiene una de las bibliotecas más preciosas y bien conservadas que hayamos podido ver.

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Lisboa, la capital portuguesa, es sin duda una ciudad a la que volvería, porque debido al poco tiempo que tuvimos para conocerla no pudimos ver muchas cosas. Si regresara me gustaría recorrer sus callecitas, subirme al tranvía que va por la ciudad, o al funicular para tener las mejores vistas y como no, para comerme- una vez más- los deliciosos pastelitos de Belém. También se nos quedó como tarea pendiente subir al elevador de Santa Justa y visitar el Monasterio de los Jerónimos. Todos los sitios y atractivos que he mencionado de Lisboa los vimos de pasada.

Y si quieres ver donde se alojaba la nobleza europea y la jet set en épocas pasadas, tienes que visitar Cascais y Estoril, pueblos de la ribeira portuguesa con los que te quedarás asombrad@ por las lujosas mansiones que alberga y sus hermosas playas.

Por esa misma ruta, a media hora, se encuentra Boca do Inferno, en este sitio puedes disfrutar de un espectáculo que solo la naturaleza puede ofrecerte, la sinfonía de las olas rompiendo sobre las grutas marinas que se ubican allí.

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Y para ponerle la guinda al pastel, recorrimos una preciosa villa amurallada llamada Óbidos. Nos dejó boquiabiertos por lo encantadora que era. El guía nos contó que sus empedradas calles medievales fueron testigos de luchas brutales entre árabes y cristianos. Ahora sus casas adornadas con flores y sus zócalos pintados son el deleite de los turistas. Aquí puedes comer en pequeños restaurantes de cocina tradicional y comprar algún recuerdo en los puestos de artesanía. Ah!! Y no puedes irte de aquí sin degustar ginja, licor de guindas servido en una pequeña copa hecha de chocolate.

Este viaje no habría sido tan especial sin la maravillosa compañía de nuestro guía, el VIII Marqués de Pombal, así se hacía llamar, que hizo del pesado viaje en autobús un viaje más llevadero. Con sus bromas, historias y juegos nos enseñó lo mejor de Portugal, y nos cuidó en todo el sentido de la palabra. Su carisma y su amabilidad hicieron de éste un viaje para el recuerdo. Portugal se ha quedado grabado en nuestra mente por su sopa, sus playas, su Lisboa, y por su guía. No dejes de visitar a este país vecino que tiene mucho que ofrecer.